sábado, 18 de agosto de 2007

MATICES DE LO INCONCLUSO


La experiencia de lo inconcluso nos acompaña, como no, durante toda la vida. Esto es evidente, puesto que, mientras no nos llegue la muerte, las posibilidades se mantienen abiertas, lo latente sigue en pie...


Sin embargo, tambien es cierto que, durante el recorrido de los años, cerramos muchas puertas, acabamos y comenzamos varias veces. En el fondo, todo despertar es un nuevo desafio a aquello que queremos de nosotros mismos.


Hay otro matiz en el que conviene pensar. La vida es como una obra de arte, todo el tiempo se trabaja en ella, y cuando acaba, mas que un termino, se dá un abandono, es decir, dejarla aunque no nos satisfasga en plenitud. Si no fuese así, nunca habria un resultado, y todo seria siempre un puro intento, un espejismo y no una realidad, un ensayo sin que hubiese un estreno.


Que las cosas sean, aun en su imperfecta totalidad, es la forma de dar paso para no quedarse inmovilizado en la fila; paralizado por la indesicion; detenido por preferir ser la estatua antes que el escultor,m la mascara en ves del rostro, el anuncio por sobre la manifestación. Como en todo, también en nuestra historia-caminar no habiendo terminado es, quizas, mejor que frenar la marcha por querer acabar incluso lo que ya no puede cerrarse.

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